Antonio Miguel Carmona propone la abolición de la pobreza.
Para Antonio Miguel Carmona la singularidad -como primer lado de un cuadrilátero-, nos llevará a un mundo de abundancia donde la abolición de la pobreza es posible.
Segundo lado: suficiencia y abundancia para la abolición de la pobreza
Pero la singularidad (primer lado como decimos) no es más que un acelerador de abundancia para la abolición de la pobreza. Lo que Carmona quiere decir es que la abolición de la pobreza es un objetivo en sí mismo sea cual sea la época.
A través de la democracia (tercer lado) debemos decidir abolir la pobreza, tanto cuando debían forzarse mecanismos de distribución y de igualdad (hasta el siglo XX podríamos decir que esos eran los únicos instrumentos) o aprovechando que existen recursos suficientes en esta generación del siglo XXI a pesar de la escasa voluntad política. Pero sobre todo cabalgando en la nueva explosión tecnológica y científica (singularidad) que nos llevará a una abundancia deseada que es lo que propone Carmona.
La decisión democrática del socialismo es la abolición de la pobreza, erradicación que vendrá facilitada por la abundancia que va a generar la singularidad.
Y la abolición de la pobreza libera al ser humano con el fin de ganar autonomía y garantizar su participación activa en las decisiones (nueva democracia) y generar valor científico y tecnológico (singularidad) y preservación del medio ambiente (sostenibilidad).
Tercer lado: nueva socialdemocracia
Pero para que la singularidad beneficie a todos los seres humanos y no se transforme en un agente de desigualdad, como el cambio técnico o en menor medida el capital, se presentan nuevos núcleos de colectivización que reparten las externalidades generadas por la propia singularidad y garantizan la abundancia.
Esos núcleos eran antiguamente, y en gran medida lo deben seguir siendo, las sociedades nacionales, la Administración, el Estado. Por supuesto que en aquellos sectores donde las inelasticidad hace inalcanzabable los servicios básicos se impone la provisión pública: sanidad, educación, servicios sociales.
Pero nace una nueva democracia sustentada en las redes creadas por varios grupos de individuos que comparten objetivos y lo difunden al universo que les circunda a modo de la cola del autobús de Sartre.
Para entendernos, un ejemplo. Cuando el finés Linus Torvalds, apoyándose en el sistema operativo Minix, crea el software libre Linux. Adoptando una Licencia Pública General abre la puerta a la libertad, contrariamente al software con propiedad, de tal manera que se crea una red de desarrollo para su modificación, distribución, uso e incluso copia ilimitada. Nacen redes de mejora y desarrollo.
La nueva democracia crea redes que se superponen entre sí, de la forma más transparente posible, que impulsan colaboraciones entre sus miembros con fines colectivos.
En relación a los otros lados la nueva democracia controla la singularidad a través de sus redes superiores y garantiza un reparto justo de la abundancia (suficiencia), así como la sostenibilidad.
Pues bien, el cuadrado singularidad-suficiencia-socialdemocracia-sostenibilidad se convierte en el centro del socialismo de Carmona: la Democracia de la Singularidad.
Cuarto lado: sostenibilidad
Ni que decir tiene que la sostenibilidad de nuestro entorno es un objetivo socialdemócrata de primera magnitud. Se trata de una propuesta de solidaridad intergeneracional de primera magnitud.
La singularidad, el cambio técnico, permitirá en mayor medida lograr una estructura económica y social de tal manera que para el mismo valor añadido la erosión de nuestros recursos y de nuestro planeta sea cero.
Extracto de la obra Antonio Miguel Carmona, todo por Madrid, de Nico Ferrando, Madrid, 2017, disponible en la Casa del Libro y en otras librerías.
https://www.casadellibro.com/libro-biografia-autorizada-antonio-miguel-carmona-todo-por-madrid/9788469769515/6048538